
En conversación con Isabel Tejero, directora de Consultoría Energética y Certificados de Ahorro Energético de EFFIC.
- La directora de Consultoría Energética y Certificados de Ahorro Energético de EFFIC, Isabel Tejero, analiza el momento crítico que atraviesa la rehabilitación del parque residencial español, en un contexto marcado por el fin de los fondos europeos Next Generation.
- Actualmente, el 80% del parque residencial es energéticamente ineficiente, lo que supone un reto urgente para cumplir con los objetivos climáticos fijados por la normativa europea. Ante esta situación, Isabel Tejero propone soluciones que permitan acelerar el ritmo de rehabilitación y avanzar en la descarbonización energética del sector.
- EFFIC es una empresa especializada en la rehabilitación energética del sector residencial, con amplia experiencia en la gestión de ayudas públicas, consultoría técnica y aplicación del sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE).
¿Por qué la rehabilitación energética del parque residencial es hoy una prioridad inaplazable?
El parque residencial español es antiguo e ineficiente. Más del 80% de los edificios tiene una calificación E o inferior, y el sector residencial representa aproximadamente el 40% del consumo energético nacional. Si realmente queremos cumplir con los objetivos de neutralidad climática para 2050, tenemos que empezar a actuar ya sobre la vivienda existente. La rehabilitación energética reduce emisiones, mejora el confort de los hogares y revaloriza el patrimonio inmobiliario. No se trata únicamente de invertir en sostenibilidad, sino también en bienestar y competitividad.
EFFIC apostó firmemente por los fondos Next Generation como vía para viabilizar la rehabilitación residencial. ¿Qué balance hace de esta etapa?
En EFFIC vimos en los fondos Next Generation una oportunidad única para hacer viables las rehabilitaciones residenciales, especialmente en comunidades de propietarios. Apostamos por ellos desde el inicio y eso permitió reactivar un mercado estancado. En estos años identificamos más de 20.000 oportunidades de rehabilitación; 10.000 llegaron a presupuesto, 300 fueron aceptadas y 134 ejecutadas, lo que supone solo un 0,7% del total.
Esto refleja tanto el interés existente como las limitaciones del modelo actual. El principal obstáculo ha sido la burocracia: las ayudas pueden tardar hasta 18 meses en resolverse, lo que encarece los proyectos y frena su ejecución. Aun así, los fondos han demostrado que, con ayudas claras, significativas y estables, la rehabilitación energética es una opción real para muchos propietarios.
¿Dónde se sitúa actualmente el principal cuello de botella?
El principal cuello de botella está en la lentitud administrativa y en los problemas de financiación. Sin ayudas, la mayoría de las comunidades no acometen obras, y además muchas entidades no financian proyectos que superen los 10.000 € por vecino, cuando más del 50% de los presupuestos los supera. Con los fondos Next Generation, que cubrían entre el 65-80% de la inversión —y desde 2023 sumaban los ingresos por ahorros energéticos (CAE)—, las aportaciones vecinales eran asumibles. Aun así, las decisiones dependían de una resolución que podía tarda hasta unos 18 meses, lo que genera incertidumbre por la variación de costes. Esto crea desconfianza entre propietarios y empresas. La conclusión es clara: incluso con ayudas altas, solo se ejecutó el 0,7% de las oportunidades detectadas. Sin financiación estable, ágil y con alta cobertura, la rehabilitación residencial no avanzará.
«La rehabilitación energética debe considerarse una política estructural, no coyuntural»
Con el fin de los fondos Next Generation a la vista, el escenario que se abre para el sector no parece ser muy halagüeño.
Estamos en un momento crítico. Los fondos se están agotando y muchas de las ayudas aprobadas no podrán ejecutarse antes de junio de 2026, el plazo máximo permitido. Si no se establecen nuevos instrumentos que den estabilidad y rapidez a la financiación, el sector puede entrar en una fase de parálisis. La rehabilitación energética debe considerarse una política estructural, no coyuntural. De lo contrario, perderemos el impulso logrado y con él, una oportunidad única de reducir el consumo energético, alcanzar los objetivos de ahorro energético con los que nos hemos comprometido con Europa y generar empleo verde.
En este contexto, ¿qué papel puede desempeñar el sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE)?
El sistema CAE es una herramienta fundamental para mantener vivo el mercado de la eficiencia energética. Permite monetizar los ahorros generados por ejemplo en las actuaciones de rehabilitación y transformarlos en un incentivo directo para los propietarios o promotores. A diferencia de las subvenciones, el CAE es un mecanismo más rápido y de base permanente, capaz de adaptarse a la dinámica del mercado. El problema es que las fichas de rehabilitación residencial solo cubren en torno al 10% del coste total, un nivel claramente insuficiente para que los propietarios se animen a invertir sin la coexistencia de ayudas o subvenciones adicionales. Si queremos que el CAE tenga un papel protagonista, debemos mejorar su capacidad de cobertura sobre la inversión.
«Con un mercado CAE más atractivo, se facilitaría que las familias acometan reformas sin depender exclusivamente de subvenciones»
¿Qué medidas serían necesarias para reforzar el sistema CAE en el ámbito residencial?
Proponemos modificar el factor de ponderación Fp recogido en la Orden TED/845/2023, elevándolo de 1 a 5. Este ajuste permitiría que el valor de los CAE pudiera cubrir hasta el 50% del coste de las obras, sin necesidad de aumentar el gasto público.
Con un mercado CAE más atractivo, se facilitaría que las familias acometan reformas sin depender exclusivamente de subvenciones. Además, se estimularía la inversión, acelerando el ritmo de rehabilitación energética y ayudando a cumplir los objetivos climáticos marcados por Europa.
¿Qué mensaje enviaría a las administraciones y al sector financiero?
Que la rehabilitación energética no puede depender de fondos temporales ni de procesos lentos y complejos. España necesita un sistema estable, ágil y complementario, donde convivan las ayudas públicas, la financiación privada y los mecanismos de mercado como el sistema CAE. Si no se garantiza esa estabilidad, no alcanzaremos los objetivos de descarbonización. En cambio, si se apuesta por modelos sólidos y flexibles como el sistema de certificados de ahorro energético, el sector residencial puede convertirse en un verdadero motor de la transición energética.
El sistema CAE puede ser la herramienta que salve la rehabilitación energética residencial, pero necesita impulso político y técnico para desplegar todo su potencial.

 
	 
	 
	 
	 
	

